No veo a la fotografía como el arte de la previsualización, sino del descubrimiento. La foto es la imagen de esa pequeña porción del asombro que he perdido en la mirada cotidiana y que rescato sobre todo luego de haber capturado desde el visor de la cámara un fragmento de la realidad. En el revelado -químico o digital- se completa la epiphaneia, la manifestación total de la imagen que imaginamos y que siempre se ubica más allá de lo (pre)visto.
Por otro lado, continúo aferrado a la sorpresa de lo foto-químico como mejor posibilidad para el asombro (para conjurar su inutilidad cotidiana); en lo digital, aunque existe, hay un gran riesgo de que se torne futil – por abuso de captura, por exceso de repetición, por ligereza de mirada. No reniego de la fotografía elctrónica/digital y de hecho la practico, pero vuelvo de tanto en tanto a la verdadera escritura con la luz, a la maravilla, el misterio y la calidad que aportan las sales de plata, como una vía para la resurrección del placer fotográfico total.
De allí viene esta serie de siete imágenes realizadas en una comunidad semi-urbana de Brasilia, Brasil, denominada Vila Planalto, que es el lugar donde se asentaron los pioneros constructores de la ciudad, y desde donde resisten la ingratitud y el olvido.
La serie fue realizada con película Fujifilm Superia 200 en una cámara Canon Demi (una cámara compacta de visor simple y formato half-frame, de 1964) y con ajustes finales de niveles de luz, sombra y contraste, luego de la digitalización, en Ligthroom.
Tú y el poder de tu palabra, Nelson. Fotos cautivantes